domingo, 31 de enero de 2010

Diario de viaje: Jornada 6, Cantabria.

Hoy es jueves 6 de Agosto de 2009.

Hoy nos levantamos más tarde que ayer, sobre las 9, para tras desayunar, partir hacia nuestro primer destino de hoy, Santillana del Mar, a unos 5 Kms de Torrelavega. Este pequeño pueblo, bellísimo, conserva su casco histórico intacto, sin ninguna variación, desde el siglo XVI. Calles de piedra, casas preciosas con muchos balcones, eso sí..., todo muy turístico. La mayoría de las casas son hoy en día restaurantes, hostales, museos, y tiendas, pero realmente en la zona medieval no parece que viva nadie, sino más bien, en las casas más modernas, alrededor del casco histórico.




Tras el paseo por Santillana del Mar, nuestro próximo destino es la localidad de Comillas. Pueblo costero, fue residencia de verano del rey Alfonso XII, a finales del siglo XIX, y eso se nota en sus edificios. El palacio de Sobrellano, residencia del rey, El capricho de Gaudí, obra del famoso arquitecto catalán, regalo al marqués de Comillas, La universidad Pontificia y el puerto deportivo. Se nota que tuvo que ser lugar de gente adinerada, con casas enormes, más parecidos a pequeños palacios. El casco histórico tiene también una parte medieval, con la Iglesia de San Cristobal, y el antiguo ayuntamiento.



Al salir de Comillas, el estomago ya nos da señal de aviso, son las 2 de la tarde, y nuestro próximo destino es San Vicente de la Barquera, pero antes de llegar, pasamos por el pequeño pueblo de Berra (entre Comillas y San Vicente), donde en un asador, saciamos el apetito de tanta visita y tanto callejeo. El lugar tiene unas vistas al cantabrico fantásticas, rodeado de calas y acantilados al mar.

Una vez con el estomago callado, y con el cielo cada vez más nuboso y negro, nos dirigimos a San Vicente, para, antes de visitarlo, darnos el último baño en el mar Cantabrico, en la playa de Merón, a las afueras de San Vicente. Es una playa abierta, de unos 2 Kms de longitud, pero el día comienza a empeorar y entre las temperaturas que bajan un poco, rondando los 20 grados, y el oleaje, no todos nos atrevemos a bañarnos, así que mientras unos se lo pasan pipa en el agua, otros disfrutan del paisaje, y de las impresionantes vistas que ofrece la playa.



Una vez ya todos secos y en el coche, regresamos, esta vez sí para visitar San Vicente de la Barquera. El pueblo no es muy grande, no mucho más que los que ya hemos visitado, pero situado entre dos rías que desembocan juntas en el mar, formando una bahía artificial que divide al pueblo en tres, unidas mediante puentes. En la zona intermedia está situada el casco histórico del pueblo, donde en el punto más alto está situado el castillo del rey, rodeado de las murallas del pueblo medieval, donde se encontraban el hospital de los peregrinos y la casa del inquisidor, hoy en día, ayuntamiento, juzgados y edificio de la guardia civil. El castillo se puede visitar, pero preferimos pasear por el recinto amurallado hasta llegar al punto más alto, a la iglesia de Santa María de los Angeles



A todo esto, había comenzado a llover, aunque no con mucha fuerza, así que no nos importó mojarnos. Eso sí, antes de regresar al coche, nos tomamos en un bar de la zona un café o un cola-cao calentitos. Antes de irnos de San Vicente, nos pasamos por el mirador de la localidad y el rompeolas, y aunque hacía mal tiempo, nos vimos ninguna ola romper con fuerza entre las rocas.

Viendo que el tiempo empeoraba, que llovía cada vez más, y que el día había sido muy completo, regresamos sobre las 8:30 de la tarde a la casa, en Corrales de Buelna, para descansar, cenar, echar unos juegos con las cartas, y dormir temprano.

Mañana la idea es visitar Santander, antes de regresar, hacía Madrid, tras el almuerzo... pero la lluvia y el mal tiempo puede que nos haga cambiar de planes. Vamos a dormir, y ya mañana veremos.