Son las 7:20. Suena el despertador. Comienza el día en el que conoceremos con profundidad la parte centrica de la capital de Letonia, Riga. Esta ciudad a lo largo de su historia ha estado bajo dominio alemán, sueco, ruso, e incluso danés, por lo que la mezcla de culturas es impresionante.
Lo malo del día es que el concepto de verano al que estamos acostumbrados en España no es el mismo que por estos lares, y el cielo está plomizo, está lloviendo.
Nos dirigimos primero a desayunar para almacenar fuerzas. El desayuno del hotel es tipo buffet, por lo que tenemos varias opciones donde elegir (pan de molde, pan tostado, tortilla, huevos fritos, algo rebozado que sabe a patatas fritas, patatas a las finas hierbas, baicon, cereales, salchichas, fruta, café, zumo, yogur líquido... paro, no?... de todo). La planta del hotel del restaurante (la más alta y con mejores vistas) es un poco pequeña para la cantidad de gente que somos, y tenemos que esperar a que alguien termine para tomar asiento. Además de nuestro viaje, hay otra de alemanes y otra de italianos, que o están más acostumbrados a viajar, y van al "tonto el último" o la educación la dejaron en sus países. Mañana seguro vendremos antes, y de ese modo procurar estar en el desayuno cuando haya menos gente.
Tras desayunar, que desayunamos, tomamos el autobús, donde nos espera nuestra guía local, llamada Arta, para informarnos de todo mientras comenzamos a recorrer la ciudad. Sigue lloviendo, y a cántaros, la ciudad tiene calles inundadas, y eso provoca un pequeño caos en el tráfico, cosa normal según nos comenta Arta.
El primer lugar donde paramos es el mercado central. Es el mayor del país, y el tercero de la zona del mar báltico (como serán los otros dos, dios mio). Este está compuesto por cinco hangares enormes, donde en cada uno de ellos encontramos un producto básico, pero en enormes cantidades, tanto en lo que se refiere a cantidad de producto como a puestos de venta. Un hangar es sólo de pescados, otro sólo de carne, otro de fruta y vegetales (hortalizas), otro de productos básicos diarios (pan, etc...) y el quinto es de lácteos y derivados. Los hangares están conectados entre sí por un camino central. En la parte exterior también hay muchos más puestos (también con fruta, verdura, flores, ropa, complementos, ...). Arta nos cuenta que es el lugar de compra principal de la ciudad, además de los centros comerciales, que poco a poco comienzan a ser habituales en este país.
Abandonamos el mercado central sin comprar nada, y nos dirigimos al centro de la ciudad. La primera parada es en la catedral luterana del Domo. Yo de iglesias no conozco mucho, ni de estilos arquitectónicos, pero la catedral merece la pena verla. Personalmente me gustaron mucho sus vidrieras, con escenas de momentos históricos de la ciudad. El interior es muy austero (como luego me enteré es típico de las iglesias luteranas). Tiene uno de los órganos más grandes de Europa, con 6768 tubos. Contiene un claustro precioso, donde están el museo de la historia de Riga y el de la navegación.
Tras visitar la catedral luterana, volvemos a las calles del centro, donde sigue lloviendo. La siguiente visita es la catedral católica de El Salvador, donde no llegamos a entrar, sólo la vemos por fuera. Situada en la calle Maza, llama también la atención 3 casas contiguas, denominadas las tres hermanas, siendo en concreto la número 17, la casa de piedra más antigua de Letonia (supongo que de las que quedan en pie en cascos urbanos). En Tallín (Estonia) también hay tres edificios del mismo estilo y época, que también se llaman, las tres hermanas. Pero seguimos en Riga aún. Seguimos callejeando a través de callejuelas de la época medieval, con piso tortuoso, con cantos no alienados, alrededor de la antigua muralla de la ciudad, aunque hay zonas donde no hay tal muralla (como la conocida como Puerta Sueca, única puerta de la antigua muralla que aún se conserva tal y como fue construida), y zonas donde si hay muralla, pero son partes reconstruidas, lógicamente en época más reciente.
Tras visitar las calles alrededor de la muralla, seguimos visitando el centro. Siguiente parada la iglesia de San Pedro, de estilo barroco. Ha sido destruida en varias ocasiones, la más dramática en 1721 por caerle un rayo, y la última, en 1941 durante la ocupación nazí en la segunda guerra mundial.
Para terminar esta visita guiada por Arta, nos dirigimos hacia la plaza del ayuntamiento. Por el camino Arta nos informa de edificios relevantes de la ciudad, como la Torre de la Polvora, la única de las 18 torres que aún quedan en pie y la Casa de los Gatos, conocida por dos veletas en forma de gato enfadado en dos de sus esquinas (es por ello que el gato, junto al gallo, son los símbolos de la ciudad). Como decía, finalmente llegamos a la plaza del ayuntamiento donde también se encuentra el Palacio del Gremio de los Cabezas Negras, organización de comerciantes medievales, muy poderosos, ó Palacio Ducal, y lugar actual de trabajo del presidente del país. Esta plaza, igual que gran parte del centro historico, sufrió los avatares de la invasión nazi de 1941, y han tenido que ser reconstruidos.
A partir de este momento, serían aproximadamente las 13 horas, termina la visita guiada, y nos dejan el resto de la tarde libre. Después de tanto andar, lo primero que hacemos es parar en uno de los muchos bares y terrazas que contiene el centro, para refrescarnos un poco, con refrescos unos, y cervezas otros, viendo de forma relajada el bullicio del centro historico lleno de grupos de turistas como nosotros, y de lugareños en su día a día. Como ya va siendo hora de recuperar fuerzas, nos vamos a almorzar a un restaurante-buffet donde nos han recomendado ir, por su comida de calidad y sus precios economicos. Hablamos del restaurante LIDO (pertenece a una cadena de restaurante aleman repartidos por todo el báltico, veremos y comeremos en mas). Merece la pena, la comida muy buena, recién realizada y servida, y ¿barato? confirmado. Yo pedí una pasta rellena de salmón, requeson y tomate, acompañada con patatas a las finas hierbas (muy habituales por aqui)... buenisimo...
Una vez resuelto el tema de la comida, seguimos nuestro recorrido por el centro de Riga, visitando ya por nuestra cuenta, aquellos lugares más significativos, aún no vistos, como la Iglesia de San Juan, donde más que la iglesia, nos llamó la atención un monumento que hay en su plaza, procedente de la ciudad alemana de Bremen (ciudad hermanada con Riga). Dicho monumento es una figura con los cuatro músicos de Bremen, los cuatro personajes del cuento tradicional, en el como sabreis, un burro, un perro, un gato y un gallo, se pasean por pueblos y ciudades, tocando instrumentos musicales, hasta que consiguieron recuperar un tesoro robado por unos ladrones, escondidos en un caserón, asustando a dichos ladrones, haciendose pasar por fantasmas. Así, de ese modo, los cuatro músicos de Bremen, se quedaron con el caserón y el dinero, y tuvieron ya donde y de que vivir. El monumento tiene al burro situado sobre una piedra, la base del monumento, encima del burro, está el perro, encima de este el gato, y encima del gato, el gallo. Cuenta la tradición en Riga, que tienes que acercarte al monumento, lo más que puedas, y alzarte, de forma que intentes llegar a la punta de la nariz del animal mas alto. Cuanto mas alto llegues, mas suerte tendras en la vida.Ya os contaré, yo sobrepasé el burro, el perro, y con esfuerzo llegué al gato... (aunque en la foto no se vea porque en ella estaba mas relajado)... Muy alto tienes que ser para poder llegar al gallo. Como curiosidad comentar que justo enfrente de este momumento, hay un restaurante cuyo dueño es el conocido cantante italiano Al-Bano.
Tras este encuentro musical, decidimos alejarnos un poco del centro historico, para visitar uno de sus barrios más "chic" y de más renombre de la ciudad, el barrio de Art Noveau. Es un barrio donde sus edificios son de estilo modernista, pero con muchos detalles clásicos en sus fachadas, donde en sus ventanas y en sus balcones aparecen figuras de todo tipo (soles, angeles, caretas de carnaval, torres de castillos, ...). Como ya he comentado antes, no entiendo mucho de arquitectura, ni de arte (por no decir nada), pero merece la pena ver dichos edificios. Son preciosos, y algunos realmente impresionantes. El barrio es el típico de gente bien adinerada, aunque la pena es que muchos de estos impresionantes edificios están o bien abandonados, o en el mejor de los casos, en reconstrucción. El país sale poco a poco de años de dominio sovietico, y no todos tienen dinero para poder reconstruir los edificios, y el gobierno tampoco es que lo tenga como una de sus prioridades. Cuando todo esté recuperado, será increíble vivir en esta zona, será caro eso sí, pero increíble.
Se me ha olvidado indicar, que entre el centro historico y el barrio de Art Noveau, pasamos por el monumento de la libertad, símbolo de la lucha por la independencia letona, y junto a este monumento, pasamos también por la catedral ortodoxa rusa, aún presente en la ciudad, del siglo XIX (recordar lo que dije al principio de la mezcla de culturas por la cantidad de naciones y pueblos que han permanecido por aquí. Pocas ciudades europeas o del mundo, tendrán en su casco historico una catedral luterana, otra cristiana y otra ortodoxa rusa. Sólo falta la mezquita arabe y el templo budista, que igual también los habrá, jejeje).
El día está siendo completo, el cansancio empieza a hacer mella, y en realidad ya no queda nada turístico que podamos ver (que sepamos, claro), así que atravesando un parque precioso, por el que pasa un pequeño río, volvemos al centro de la ciudad, visitamos el interior de la Torre de la Polvora, donde se encuentra el museo de la guerra (poco que contar de él) y nos disponemos a refrescarnos y descansar un poco de tan ajetreado día, en una de las terrazas del centro. Lo de refrescarnos es una forma de hablar, porque igual he dejado de decirlo, pero sigue lloviendo...
Aprovechamos tras el descanso que parece que para de llover, o llueve menos, para ya con tranquilidad, volver andando al hotel (el recorrido que hicimos ayer de 2 Kms). Llegamos agotados, pero satisfechos con la experiencia y con todo lo que el centro historico de Riga nos ha proporcionado.
Cenamos, y nos acostamos temprano, muy cansados, y esperando recuperar fuerzas para el siguiente día, donde abandonamos Riga, con destino Tallín (Estonia), aunque antes de pisar suelo estonio, tenemos que pasar por varios pueblos y puntos de interés turísticos de Letonia. Pero eso ya será mañana. El día de hoy, por nuestra parte, llega a su fin.
Hasta la próxima Bloxperiencia.
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