Son las 5:20 de la madrugada..., si, he puesto bien..., las 5:20. Hoy recorremos 600 Kms en autobus, pasando por 3 países, comenzando en Tallin (Estonia), llegando a Vilnius (Lituania), pasando de nuevo por Letonia. Va a ser el día más pesado del viaje, y es por eso que tenemos que salir muy, muy temprano de Tallín, a las 6:15 de la mañana, para llegar a una hora decente a Vilnius.
Al principio el viaje en bus es el típico de estas horas, con la mayoría del personal intentando dormir, ..., la mayoría, jejeje...
La primera parada la realizamos sobre las 9 de la mañana, en la frontera entre Estonia y Letonia, donde aprovechamos para desayunar. A las 10, seguimos nuestro viaje, para de nuevo, sobre las 12 del mediodía, llegar a nuestra primera visita del día, al palacio de Mezotne, un palacio de un antiguo caballero alemán, con ansias de poder, que por lo visto, estuvo liado con la Zarina Catalina. Hoy día, el palacio, rodeado por jardines y al lado de un río, reuniendo por ello un enclave precioso, la verdad, es un hotel-restaurante, y fue el lugar donde nos ofrecieron el almuerzo del día.
Tras dicho almuerzo, visitamos un segundo palacio, este mucho más grande, de estilo barroco, cuyo dueño era también el anterior nombrado caballero alemán, pero, este, tras casarse con la Zarina, se convirtió en Conde de Kurtlandia, así que ya no era un caballero, era un señor conde, y claro, quiso un palacio acorde con su nueva condición. El palacio está en parte en restauración, y está lleno de habitaciones preciosas, con una decoración que no es precisamente del IKEA.
Tras esta visita al palacio de Rumdale, que así es como se llama, seguimos nuestro rumbo, y tras pasar la frontera con Lituania, y ya dentro de este país, hacemos una pequeña parada en las cercanías de la localidad de Siauliai, lugar donde se encuentra la denominada Colina de las Cruces. Este es un lugar muy peculiar, cargado de simbolismo por el pueblo lituano. Es un pequeño montículo, yo no lo llamaría ni colina, donde están plantadas, miles de cruces de madera, en recuerdo de familiares o amigos queridos. No se trata de un cementerio, no hay nadie enterrado, sólo cruces de madera, clavadas en el suelo, unas más grandes, enormes, y otras más pequeñas, minúsculas, ya sean clavadas también en el suelo, o apoyadas en otras cruces de mayor tamaño. Hay cruces sobre otras cruces, llenando las laderas de la colina, y su extensión a todo lo largo de la falda de la misma. Es un lugar canonizado incluso por el Papa Juan Pablo II, y como digo, tiene un significado muy especial para el pueblo lituano a lo largo de toda su historia. Incluso vimos una pareja de novios, con sus trajes de la ceremonia y todo, que nos indicaron que es muy tradicional que los novios vengan a este lugar a hacerse fotos del día de su boda.
Tras esta visita, y siendo cerca de las 6 de la tarde, nos dirigimos a Vilnius, donde llegamos sobre las 9:30 de la noche... os recuerdo que salimos a las 6:30 de la mañana, son 15 horas de viaje, entre parada y parada, eso sí.
Tenemos el tiempo justo para entrar en el hotel, asearnos y cenar. Mañana tenemos sólo 1 día para conocer lo que nos ofrece Vilnius, y además queremos conocer la localidad cercana de Trakai, pero... eso, y ya con menos horas de autobus encima, os lo cuento mañana.
Hasta la próxima Bloxperiencia.
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