Suena el despertador a las 7:30, y comienza nuestro último día de viaje como tal. Hoy conoceremos un poco más la ciudad de Vilnius (ó Vilna, castellanizado). Muchas cosas que ver en un solo día.
Tras el desayuno en el hotel, de nuevo tipo buffet como en el resto del viaje, comenzamos nuestra visita por el casco antiguo de la ciudad, en el que edificios góticos, renacentistas, barrocos y neoclásicos, de gran colorido conforman un paisaje de cuento.
Entramos por la denominada puerta de la Aurora, la cual es una puerta de la muralla de la ciudad que contiene en su interior una pequeña capilla, en la parte superior, como un pequeño balcón, capilla a la cual se accede a través de una pequeña iglesia. Cuando hay misa abren las ventanas y desde el exterior se puede admirar la gran belleza de su interior. Paso obligatorio desde la estación de trenes o autobuses hacia la calle Pillies, calle de esta zona de la ciudad que da acceso al casco histórico. Llama la atención, que en la misma calle nos encontraremos también una iglesia ortodoxa, muestra de la mezcla de religiones que estuvieron por estos lares, en este caso, de la época de dominación rusa.
Seguimos recorriendo la calle Pillies, cuajada de iglesias ortodoxas, mercadillos, restaurantes y casas de colores. En esta zona de calles intrincadas, plazas angostas y patios escondidos es obligada visita la iglesia de Santa Ana construida con más de 33 tipos diferentes de ladrillos, todos rojos, dandole una belleza inusitada a dicha iglesia, y la iglesia de Pedro y Pablo, que parece la misma de Santa Ana, porque están pegadas, pero realmente son iglesias diferentes. Nos llama la atención la cantidad de gente que asisten a las misas. Es domingo pero nos comentan que hay misas todos los días, y siempre llenas de gente. Indicaros que Lituania es un país muy católico, y sobre todo, muy prácticante, por lo que se le da mucha importancia a todo lo relativo a su fe, y se debe acceder a estos lugares con mucho respeto. Previamente, antes de llegar a estas iglesias, hemos realizado una parada en la plaza del ayuntamiento, impresionante, desde la cual, en dirección a la Catedral, y por una de estas calles intrincadas, conectadas a la calle principal, de camino a la iglesia de Santa Ana, visitamos el Museo del Ámbar, resina conocida como"oro báltico" y con la que los lituanos obran auténticas maravillas, desde joyas hasta piezas de decoración. El ambar (resina de los árboles fosilizada y que en esta zona es muy abundante) es muy valioso, y por lo tanto, caro. En una zona del museo, hay trozos de ambar con insectos, dentro, que fueron atrapados en la resina hace miles de millones de años, y ahora, con la ayuda de lupas, algunas incluso sin ellas, se pueden visualizar atrapados, como arañas, como avispas u hormigas. De hecho, nos indican, que de aquí le surgió la idea a Steven Spielberg para la película Parque Jurásico, en la cual se creaban dinosaurios a partir de ADN de mosquito, incrustado en resina, en ambar, ya que el mosquito tenía sangre de dinosaurio, por haberle picado previamente. Nos indican que como idea base, no está mal, pero que es mucha imaginación, y que obviamente hoy día no sería tan simple.
Bueno, dejemos a Hollywood con su imaginación y sus películas, y volvamos a la calle Pillies, para llegar a la plaza de la Catedral de la ciudad de estilo neoclásico. Frente a la Catedral está la más importante avenida comercial de Vilnius, y acceso a la parte moderna de la ciudad. A su espalda, duermen las ruinas del antiguo palacio de los grandes duques. En una de sus entradas, está la Torre de Gediminas, única torre de defensa de la ciudad que permanece en pie. Al otro extremo de la plaza podemos ver también otro monumento a Gediminas, montando a caballo, y rodeado de lobos. Cuenta la leyenda, que Gediminas, rey lituano, que vivía en Trakai (ciudad que conoceremos esta tarde), en una de sus salidas de caza, tuvo un sueño, en el cual soño con un lobo metálico, que aullaba con la fuerza de 100 lobos. Los sacerdotes de su corte, le interpretaron dicho sueño, como que en la colina donde tuvo el sueño, debía construir un castillo tan fuerte como el aullido de 100 lobos, a partir del cual, florecería una ciudad que lo llenaría de gloria. Esta ciudad es Vilnius, y Gediminas su fundador en 1323.
Tras conocer esta leyenda, la fundación de la ciudad, y ver la Catedral desde el exterior (dentro había misa, y estaba abarrotada), seguimos andando por el parque que está detrás de la Catedral, bordeando el río Neris (uno de los dos ríos que bordean la ciudad, este es el más pequeño, el otro es el río Vilna, río principal de la ciudad, del cual toma su nombre), y llegamos a uno de los barrios más característicos de Vilna, el barrio de Uzupis. Uzupis significa "al otro lado del río" en lituano y se refiere al rio Vilna. El barrio es famoso por la cantidad de artistas que lo han habitado y aún lo habitan. Son famosas, las numerosas galerias de arte, los talleres de los artistas y sus populares cafés. Pero, también es famosa, porque en Abril de 1991, el distrito se autodeclaro república independiente (La República de Uzupis), con un ejército de 12 personas. Hablamos de una República independiente, de 1,2 Kms cuadrados. Logicamente las autoridades del estado lituano desoyeron esta petición, a pesar de que esta pequeña Republica ha escrito su propia constitución, la cual está colgada en las paredes de una de las calles del barrio, y contiene como puntos principales, por ejemplo, que los habitantes y visitantes de Uzupis tienen derecho a ser feliz, que el perro tiene derecho a ser perro, que el dueño tiene obligación de querer al gato, pero el gato a su dueño no, ó, que se tiene derecho a morir, pero no obligación... y como estas 40 normas más. Como digo, están publicadas en piedra, en una de las calles del barrio, en varios idiomas (en español aún no). Como digo tienen su propio ejercito, de 12 miembros, que se reunen en un bar con su presidente, que como no, también tienen, todo un personaje. Una de las multas que la policia local, que este ejercito, te puede imponer, es que si no vas alegre por sus calles, te tienen que hacer cosquillas hasta que te rias. Bueno, toda esta petición de independiencia es un poco, bastante, broma, chufla, pero es muy interesante y llamativa al menos.
Tras la visita a la República de Uzupis tomamos un autobús, ya que nos desplazamos a 3 Kms del centro, para visitar un cementerio militar, el único que queda de los tres que tuvo la ciudad, el cual está rodeado de árboles, y en una ladera de un monte de la ciudad. En él vemos tumbas, mausoleos y monumentos a aquellos que han muerto por su patria en las diferentes guerras que se han disputado por esta zona de Europa. Llama la atención la zona de los polacos (Vilnius durante una época perteneció a Polonia, y ahora es anecdótico que soldados que murieron por la pertenencia de la ciudad a Polonia, esten enterrados en una ciudad Lituana, y no polaca). Lo mismo ocurre con la parte rusa (mastodóntica, inmensa) y un pequeño mausoleo francés, con soldados que lucharon con Napoleón en su intento de conquistar Rusia, en el siglo XIX, y el invierno duro de estas latitudes, y no el ejercito ruso, acabó con ellos. De hecho, los pocos metros donde están enterrados, se considera territorio francés, y no lituano.
Son ya casi las 2 de la tarde, y el estomago ya va diciendo estoy aquí, por lo que abandonamos Vilnius, momentaneamente, para visitar un lugar precioso, donde además aprovechamos para almorzar. El lugar es Trakai, situada a 30 Kms de la capital. Es todo un símbolo de la independencia lituana y el único parque histórico nacional europeo. Fue la residencia y gran fortaleza defensiva de los grandes duques de Gediminas. La fortificación es hoy museo de la historia de Lituania, un lugar donde degustar el "gyra", vino de escasa graduación típico del lugar y un idílico paraje en el que no solo los turistas sino también los oriundos disfrutan de relajantes paseos en barca. Fue la capital de Lituania, durante la época en la que Vilnius perteneció a Polonia. El encanto que tiene Trakai, es que el castillo, está situado en una isla, rodeado por lagos (en el pais hay más de 1000 lagos). Trakai es punto obligado de visita si venís a Lituania. El interior del castillo es impresionante, y su entrada, a través de un foso, comunica las diferentes salas del castillo, como dije antes, hoy museo. Fuera de las dependencias del castillo, y rodeada por sus murallas, se encuentra su plaza interior, ambientada en la época medieval, tanto con música, como con figurantes, tanto damas y doncellas, como caballeros y mesoneros, verdugos, etc... Se realizan representaciones teatrales, luchas con espadas, bailes de la época... un auténtico viaje en el tiempo, rodeado de una belleza natural sin igual.
Tras esta fantástica visita, regresamos a Vilnius (recordar momento mariachi en el autobús, con el propio autobús zigzagueando al son del mariachi, en honor a nuestro guía, de origen mexicano, jajaja), y conocer algo más de la actual capital del país. Como ya son cerca de las 7 de la tarde, hora a la que cierran las tiendas del centro, y como realmente los regalos del viaje ya se compraron en Tallin, nos dirigimos a los dos lugares centricos, fuera del casco antiguo, que nos llama la atención, el castillo de Vilnius, y el monumento de las 3 cruces, ambos fantásticos miradores de la ciudad. Ambos tienen en común que hay que subir unas pequeñas colinas (en el primero, el castillo de Vilnius, han puesto un funicular, pero hoy domingo está cerrado). De todos modos, en ambos miradores, la subida no es muy larga, ni muy empinada, y en el caso del segundo, es además atravesando una ladera a través de un bosque, dentro de la ciudad, precioso. Lo segundo que tienen en común, es que al tener que subir, estamos en los puntos más altos de la ciudad, y por tanto estupendos miradores para visualizar toda la ciudad, tanto la parte antigua, el casco histórico, como la parte moderna, detrás del río Vilna, llena de grandes y anchas avenidas, y de incluso rascacielos. Hay una zona con 3 ó 4 espectaculares, que no son muchos, pero lo suficiente para llamar a dicha zona, la pequeña Manhattan de Vilnius. Merece la pena acabar la visita a Vilnius en algunos de estos dos puntos, con el sol despidiendose y visualizando unas vistas increíbles de esta gran ciudad.
Está anocheciendo, son ya las 8:30, hora de cenar en estos países, por lo que nos dirigimos, dando por acabada la visita turística, al restaurante Lokos, junto a la plaza del ayuntamiento. Son muchos días de viaje, por lo que la última noche nos merecemos un homenaje. Elegimos este restaurante porque además de tener una calidad/precio estupenda, su especialidad son la carne de oso, de ciervo (gamo) y de castor (como veis, nada que ver con el cerdo, la ternera o el pollo típicos de nuestro país). Lo dicho, merece la pena. Tanto la comida, como el lugar, como el servicio, excelentes.
Se acaba el día, estamos cansados, pero con el estomago satisfecho, y lamentablemente, tenemos que retirarnos para el hotel. Y digo lamentablemente, porque todo lo bueno se acaba, y mañana, toca regresar a España, y volver al cotidiano, aburrido y anodino día a día. Pero bueno, regresamos alegres, cansados, pero alegres por todo lo visto, por todo lo nuevo conocido y visitado, y con la sensación de haber conocido algo mejor la personalidad, la idiosincracia de tres países bastantes desconocidos hasta ahora por mí, donde hay mucho por conocer y descubrir. Personalmente de todo, lo que mas me ha impresionado ha sido Tallin, y espero, con suerte, poder volver en época invernal, donde aunque el tiempo meteorológico será peor, la belleza de esa ciudad, ya de por sí bella, rodeada de nieve, tiene que ser precioso.
Se acaba el viaje, regresamos a España, y ha sido un placer haberlo compartido con todos vosotros.
Hasta la próxima Bloxperiencia.
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