domingo, 16 de marzo de 2014

Diario de Viaje Roma 2014 - Jornada 3 - El Vaticano

Hoy es viernes 28 de Febrero.

¡¡¡ Esta lloviendo!!! Finalmente se cumplen las previsiones, y el día se ha levantado nuboso y con lluvias, por el momento poca, pero lluvia al fin y al cabo y se espera que se lleve así todo el día. Lástima.


Hoy, al igual que ayer, nos hemos levantado a las 7:30 de la mañana, para pasar primero por el gran y buen buffet que el hotel nos tiene preparado para el desayuno. Hay que retomar fuerzas, que hoy de nuevo hay mucho que ver.






Hoy vamos a dedicar el día a los Museos Vaticanos, la Basílica de San Pedro y los alrededores. Para evitar colas y perdidas de tiempo, ya traigo reservados los billetes de entrada a los Museos Vaticanos. Se pueden comprar desde la web oficial del Vaticano (puedes pulsar aquí), de modo que cómodamente desde casa, y con semanas de antelación, ya teníamos las entradas para el día de hoy a las 11 de la mañana. (Sí, se elije día y hora, y el único requisito es estar allí media hora antes).


Bueno, pues allá que vamos. De nuevo pasamos por nuestro punto de conexión, Termini, hoy con más motivo, porque El Vaticano es lo más lejos que nos vamos a desplazar desde nuestro hotel. Tomamos de nuevo el metro, pero hoy la línea A (que recorre Roma de Este a Oeste), y nos bajamos en la parada CIPRO-MUSEI VATICANI, que es la más cercana al museo como su nombre indica.


Nada más bajarnos en dicha parada, empieza a diluviar, así que nos tenemos que resguardar de la lluvia bajo los paraguas (mi prima se lo dejó en el hotel, pero pudo comprar a personas que hay en las salidas de los metros, que intentan ganarse la vida vendiendo cosas, y hoy todos vendían paraguas). Yo me resistía a pensar que se iba a llevar todo el día lloviendo y por el momento me valía mi chaquetón con gorro.


Con el tema de la lluvia, no estábamos muy bien orientados, ya que no nos fijamos hacía donde íbamos al tomar una de las varias salidas que tenía esta parada
, así que tuvimos que preguntar para poder llegar a la entrada del Museo Vaticano. No hubo mucho problema, sólo tuvimos que atravesar dos calles y subir una tercera por unas escaleras (que a mi madre no le hizo ni pizca de gracia, por cierto) y llegamos a la hora indicada. Una vez allí, y a pesar de la lluvia, comprobamos que (tal y como esperaba) había dos colas, y en una de ellas se indicaba que podían pasar aquellos que ya llevábamos entradas, y ¡¡¡ ta-chan !!! era donde menos gente había... entramos enseguida, y, aliviados por estar bajo techo, nos ubicamos un poco en la entrada.

Yo ya estuve por aquí hace unos años, pero la verdad que no recordaba la entrada como me la encontré. Se nota que se han modernizado. Para empezar me llama la atención que tenemos que pasar por unas puertas de seguridad como los que hay en los aeropuertos (ya no recordaba que dejamos Italia, que El Vaticano es un país independiente) y que seguramente además, estamos en uno de los lugares con mayor control de seguridad en el mundo. Tras comprobar que vamos con buenas intenciones, tenemos que pasar por una de las ¿Cuántas había, 5, 6, 7, 8? taquillas para o bien comprar las entradas, o como en nuestro caso, simplemente enseñarlas. Bien, pues ya estamos dentro. ¡¡¡ Pues no!!! Aún hay que subir (ya sea por escalera normal o mecánica) a una planta superior, donde ya sí te indican las diferentes zonas del museo y tú ya vas eligiendo por donde empiezas y qué quieres ver.





Ni que decir tiene que el museo estaba lleno de gente, de grupos de chavales con sus profes, con grupos de personas numerosas y de gente como nosotros, de una cantidad más reducida, pero en general, había mucha gente, aunque la gran amplitud de las salas y de los accesos, nunca nos dieron sensación de agobio.Entre todos los lugares y monumentos que queremos ver en Roma, tenemos con una X bien grande la Capilla Sixtina, la grandiosa composición realizada por Miguel Ángel entre 1536 y 1541, así que en el momento que vimos una indicación con su nombre, para allá que fuimos.






La visita de hoy, ya tengo que decir de antemano, que no la vamos a aprovechar, y me explico. Vamos a empezar a ver restos de la antigua Roma, junto con tapices, cuadros y restos de edificios renacentistas y medievales, los cuales, no vamos a ser capaces de comprender y de apreciar, sólo visualmente, todo lo que encierra y todo lo que significa cada una de esas obras, debido a nuestra incultura en pintura y en arquitectura en general, así que si pueden ir con una guía, ya sea real o virtual (una grabación en el móvil por ejemplo) mejor. Yo llevaba una en el móvil, pero no era plan de ponerme a escucharlo yo sólo y pasar de mi prima y mi madre, pero es muy aconsejable ir comprendiendo la historia de esos impresionantes cuadros, esos frescos que decoran tanto las paredes como los techos de los pasillos por los que vamos pasando, y que tienen tanto que decirnos. Ni que decir tiene, valga la redundancia, que nos llevamos casi 3 horas por el museo y todo lo que se ve por allí o te deja la boca abierta, o no paras de decir frases como "Mira que bonito", "Mira, mira eso", "¿Has visto eso de ahí?, "Mira ese cuadro", y similares.





Los primeros pasillos estaban decorados con unos tapices enormes, en las paredes, de diferentes siglos (la mayoría del XV ó XVI) sobre escenas de la biblia. A continuación, otro pasillo enorme, con frescos en las paredes y en los techos. A continuación otro pasillo con más tapices, esta vez con escenas de reyes, y personas de alta alcurnia, o escenas importantes de la antigüedad, como uno en el que se hablaba de Carlo Magno. A todo esto, decir que cada pieza expuesta, ya fuera un tapiz, un resto arquitectónico o una pintura, tienen su correspondiente placa informativa, unas más extensas que otras, eso sí, de modo que aquellos que sepáis pues os sirve para ubicaros y daros información. A mi, tengo que reconocer, que salvo la fecha y algunos autores (pocos) la información me valía de poco, pero bueno, eso ya es culpa mía, jejeje... 





Antes de empezar a visitar otras dependencias del museo, dedicadas a algunos autores concretos, el último pasillo (son enormes...) está decorado con tapices de diferentes regiones de Italia, no recuerdo ahora en que siglo, pero no en la actualidad. Preciosos, los detalles de las costas, las montañas, los ríos.... eso hay que verlo.

Bueno, podría estar escribiendo sólo sobre esto, pero vamos a ir avanzando. Indicar que en todos los pasillos y en todas las dependencias, te van señalando el nombre de la siguiente sala, y siempre, el sentido en el que debes ir para ver la capilla Sixtina. No se cuanto tardaríamos, pero más o menos 1 hora, y por fin llegamos a dicha sala, a la capilla Sixtina. En dicha sala no se puede hablar, no se pueden echar fotos, no se puede grabar vídeo y hay dos, llamemos encargados de seguridad, que los pobres no paran de recordar (a veces ayudados por megafonía) que no hagamos nada de lo indicado antes (ni hablar). Se ve que quieren conservar dicha sala y el oxigeno o hidrógeno (o lo que sea que soltemos al hablar) y la luz de las cámaras, no debe ser bueno para las pinturas de dicha sala. Bueno, aquello estaba lleno de gente. Todos mirando para arriba, todos señalando detalles, aquellos que todos buscamos o aquellos que conocemos o nos llama la atención, vistos en miles de libros, películas o documentales. La verdad que impresiona. Es enorme, y pensar que se pintó a mano... y no quiero pintar mi casa sólo de 1 color... jajaja.... Intentaría describirlo, pero es que, primero como ya he dicho no se, y segundo... me sería imposible aún sabiendo. Estas pinturas, esos detalle de esta sala hay que estar en persona para hacerse una idea. Por muchas fotos o vídeos que se vean, no es nada comparado con estar allí, bien de pie en medio de la sala, o bien en los asientos, pocos, que hay en algunos laterales, mirando siempre para arriba, al impresionante techo, decorado de forma majestuosa. 





Indicaros que el Museo Vaticano se visita en un único sentido, lo explico por lo siguiente. Junto a la entrada de la Capilla Sixtina hay una pequeña sala que es un bar. Como a la entrada a la capilla era mediante escaleras, mi madre no quiso entrar, y quedamos en que esperase en el bar. Entramos mi prima y yo a la capilla, y cuando llevábamos unos 15 minutos, quise salir por donde entré, para recoger a mi madre, y no me dejaron. No dije nada, porque pensé, que la salida de la capilla, daría a la escaleras de acceso de la misma, y sólo tendría que bajar para recoger a mi madre del bar. Pues no... por la puerta que salí, bueno la única que hay, empecé a recorrer primero pasillos pequeños, luego alguna sala que no me sonaba de antes, y ya, cuando de nuevo veo pasillos super largos, ya pensé... "yo me estoy alejando de la Capilla Sixtina", así que, sin pensar, me vuelvo para atrás, a contracorriente. Al principio los de seguridad que hay por allí no me dicen nada, pero llegué a un punto donde los pasillos se estrechaban, y uno de seguridad me indica que voy contrasentido. Le intento explicar que mi madre está en el bar junto a la capilla Sixtina y que sólo pretendo volver a ella lo antes posible. 

Me comprendió el buen hombre, y me abre una puerta (no autorizada para visitantes) y tras pasar una sala que no hay nadie, salgo a un pasillo, el cual ya si me sonaba, cercano a la Capilla Sixtina. Se ve que el buen hombre, me hizo pasar por una sala que conecta las diferentes partes del edificio, y me evitó dar toda la vuelta inicial (os recuerdo que tardé 1 hora en llegar a la capilla, parando, echando fotos, de acuerdo, pero 1 hora). Total... allí que llego al bar, allí estaba mi madre, entro de nuevo en la capilla, y junto a mi prima, ya los 3, salimos de ella (yo por segunda vez) para seguir el recorrido. Esta anécdota la cuento, primero porque ahora me resulta graciosa, pero es que en realidad, más de uno habrá pensado lo mismo.... con personas mayores o inválidas (no me preguntéis como un silla de ruedas entra en la capilla Sixtina porque yo sólo vi escalones) y más de uno y una se habrán reencontrado en la entrada del museo, por haberse separado en este punto. Mi agravante era que el móvil y la documentación de mi madre lo llevaba yo, así que no era plan de dejarla sola por allí.

En fin, avancemos. Dejamos la Capilla Sixtina, ya con dirección a la salida del museo, y de nuevo, vamos pasando por enormes pasillos (se ve que son los paralelos a los anteriores), esta vez decorados con muebles, armarios y mesas fundamentalmente. De nuevo todo precioso, te apetece llevarte algo para decorar tu casa, jajaja, y de nuevo seguro que nos estamos dejando detalles sin conocer, pero bueno, la mañana va avanzando y queremos ver el Vaticano.


Una vez fuera, y tras pasar por los miradores de los jardines Vaticanos (también dentro del museo) nos dimos cuenta que hay una sala que no visitamos, y que era donde está expuesto el David de Miguel Ángel, entre otras obras... lástima, al llegar de nuevo al punto de inicio, pensamos que habíamos visto todo, y una sala que te indicaban hacía abajo, no recuerdo bien que información ponía en el indicador, pensamos que era una sala de pinturas, y como no entendemos de pintura, no bajamos. Craso error. Luego, comprobando el folleto informativo que cogimos en la entrada, nos enteramos de nuestro error. Bueno, ya tenemos motivo para regresar a Roma, ver el David de Miguel Ángel.





Serían más o menos las 1 de la tarde (habíamos estado casi 2 horas y media en el museo) y decidimos antes de almorzar, visitar el Vaticano, la Basílica de San Pedro. Tal y como salimos del Museo (salimos a la misma calle donde está la entrada), vamos siempre rodeando las murallas del museo, dejándolas a la derecha, y siguiendo las indicaciones de las calles. En realidad, estamos al lado, así que no hay perdida. Sigue lloviendo. Al llegar a la majestuosa, impresionante y enorme Plaza de San Pedro, y tras realizar las primeras fotos de dicha plaza y de la Basílica, nos tenemos que poner en cola, para entrar. La cola, por los laterales de la plaza, ocupa media plaza, larga, larga, larga, pero va rápida. Abandono un momento mi lugar en dicha cola, voy al principio de la misma, y resulta que el motivo de dicha cola, es que para entrar en la Basílica, al igual que ya ocurrió en el museo, te hacen pasar por un arco de seguridad. A pesar de la longitud de la cola, creo que no tardamos más de 15-20 minutos en llegar a la entrada. Una vez pasado este tramite, entramos en la basílica, y de nuevo, se te abre la boca, de nuevo "Mira eso", "¿Has visto eso?"... Increíble. Yo he tenido la suerte de que esta es mi tercera visita a esta basílica, pero mi prima y mi madre es la primera vez, y como todos, supongo, estaban impresionadas por todas las esculturas, pinturas y obras de arte que decoran la basílica, que de por sí, ya es digna de ver, por sí sola. 





Tras realizar un recorrido por las naves laterales de la basílica, está vez sí usamos la guía que llevaba en el móvil, (mi prima lo oía y me lo repetía a mi) y mi madre, bueno, ella iba al lado, y cuando se cansó se sentó en un banco, a esperarnos. La visita al Vaticano nos ocupó unos 30 minutos, poco, la verdad, pero mi madre, la pobre, ya estaba cansada, aunque estaba a la vez, encantada con el Vaticano. De nuevo pensando que se nos escapaban detalles, pero bueno, contentos con la información obtenida a través de la guía.






Son casi las 2 de la tarde, ya estábamos algo cansados y con un poco de hambre, como digo sobre todo mi madre, y como además seguía lloviendo, decidimos no ponernos a buscar restaurante, e ir a uno que hacía esquina en la plaza, y que nos llamó la atención al pasar antes frente a él. ¡¡ ERROR !! No es que el restaurante fuera malo, que no lo era, ni que nos atendieran mal, al contrario, una camarera sabía español y fue muy simpática con nosotros. Del error nos dimos cuenta cuando llegó el ticket. ¿A quién se le ocurre comer en un restaurante que hace esquina con el Vaticano? Sólo pedimos un plato por persona y una bebida (como podéis ver en las fotos) pues bueno, pagamos 66 euros... 22 por barba... casi nada... me vais a perdonar pero no estoy acostumbrado a pagar eso por un sólo plato, pero claro, es que no estábamos pagando la comida, ni el servicio, estas pagando el lugar, donde estas comiendo, al lado del Vaticano. Bueno, como en verdad, sarna con gusto no pica, se paga, y seguimos nuestro día.






Ha dejado de llover, y nos vamos a alejar un poco de la plaza de San Pedro, pero sólo 1 calle. Según miras la entrada principal de la plaza, y tomas la calle llamada Via de la Conciliazione, en dirección hacía el río, dejando a las espaldas la basílica, como digo, vamos a ir a ver otro punto importante de Roma, el Castillo de Sant,Ángelo, Conocido como Mausoleo de Adriano, es una fortaleza situada en el margen derecho del Tíber, muy cerca del Vaticano, tardamos no más de 10 minutos, o incluso menos en llegar andando, tranquilos, viendo los escaparates y las fachadas de la calle por la que vamos. 





La construcción del edificio comenzó en el año 135 bajo las órdenes del emperador Adriano, que pretendía utilizarlo como mausoleo para él y su familia. La edificación concluyó en el año 139, convirtiéndose, poco tiempo después, en un edificio militar que en el año 403 se integraría a la Muralla Aureliana.En el año 590, mientras una gran epidemia de peste devastaba la ciudad, el Papa Gregorio I tuvo una visión del Arcángel San Miguel sobre la cima del castillo, anunciando el fin de la epidemia. En recuerdo de la aparición el edificio se encuentra coronado por la estatua de un ángel. (Gracias a Wikipedia por este último párrafo y el siguiente) :)






En el año 1277 se construyó un corredor fortificado de 800 metros de longitud que conectaba el castillo con la Ciudad del Vaticano para que el Papa pudiera escapar en caso de que se encontrara en peligro. Durante los asedios ocurridos en Roma durante 1527, el Papa Clemente VII utilizó la fortaleza como refugio.


En la actualidad funciona como museo, y al igual que ocurrió en el foro, yo pago 12€ por entrar, mi prima por ser docente de un centro público paga la reducida, 7 euros, y mi madre, por ser mayor de 65 años, entra gratis. 


El castillo está dividido en cinco plantas a las que se accede a través de una rampa en espiral que lleva primeramente hasta la cámara de las cenizas y posteriormente hasta las celdas en las que permanecieron encerrados algunos personajes históricos, hoy salas del museo donde se pueden visualizar diferentes muestras.






En la planta superior está situada una gran terraza desde la que se pueden obtener valiosas fotografías de la ciudad desde las alturas, quizás lo único por lo que merece la pena entrar en este lugar, ya que museos, hay decenas, pero vistas, las vistas de Roma, del paso del río Tiber a través de ella, y de la plaza de San Pedro y la Basílica de San Pedro, esas vistas, desde Sant Ángelo, son únicas. Repito, sólo por eso, merece la pena la entrada y se debe entrar.






Se nos está echando la noche encima, empieza de nuevo a llover, así que decidimos que ya es hora de regresar al hotel. Pensábamos tomar el metro en la parada que hay cerca del Vaticano, pero andando hacía allí, que vemos una parada de autobús, con un cartel luminoso que pone "Termini"... jajaja... ¡¡¡ vamonos en BUS!!!! y menos mal que nos montamos, porque justo en ese momento empieza a diluviar, llueve con fuerza durante unos 10 minutos, justo lo que hubiéramos tardado en llegar al metro, y justo los que estuvimos dentro del autobús, así que no nos mojamos. Además, al comprar los tickets en la parada, la máquina no daba impreso el billete, así que llamamos al conductor, tras intentar comprar el primero, y viendo que no iba, nos dice, entrad... así que bueno... pagamos un billete (1,5 €) para tres... pero nuestra intención era comprar los tres... que luego la fama de listos nos la quedamos los españoles... jejeje...

Parece que no, porque hemos estado casi siempre bajo techo y en sitios muy cercanos, pero el día ha sido agotador (hay que sumar lo del primer día) y de Termini, tras algunas compras para la cena, nos vamos directos al hotel. Hay que sacar también tiempo para descansar, y relajarnos, que estamos aprovechando muy bien los días, y aún queda el tercero. Por cierto, también con lluvia. 

Pero eso ya os lo iré contando.

1 comentario:

nOe dijo...

Precioso el viaje y las fotos, aunque he echado en falta alguna tuya. Buena entrada, la tendré en cuenta para un futuro viaje ejejeje. Besos para ti y para mi adorada Pepa.