lunes, 11 de agosto de 2008

Diario de viaje: Jornada 1 (Milan - Treviso)

A las 12 del mediodía por fin llegamos a Milán, al aeropuerto de Malpensa. Tras pasar de la T1 a la T2, llegamos al momento cumbre que puede modificar y llevar al traste todo el viaje. Recogemos el coche... y vaya coche, pedazo de maletero. Nos caben todas las maletas. Bien!!!! Croacia, haya vamos.

Por fin partimos ya con nuestro coche, y decidimos no quedarnos por Milán, y dirigirnos a Bergamo. Menos mal que pensamos eso. Nos perdimos por Milán, y menos el estadio de S. Siro, y el duomo, nos recorrimos toda Milán en coche. Que ciudad!!! ni un alma (eran ya las 2 de la tarde), semáforos por un tubo, y fatal señalizada. Hasta 1 hora para encontrar la salida a la autopista para Bergamo. Pasamos por la ciudad de Monza, y por fin dejamos atrás Milán. Nos sacó de quicio.




Bergamo está a unos 200 Kms de Venecia. Es una ciudad bonita, con encanto, con dos partes diferenciadas. La ciudad moderna (zona baja), con bares, restaurantes, hoteles, zonas azules para aparcar, zonas amarillas, zonas donde se puede aparcar pero te timan (1,60 euros la hora)... ¿Se nota la ironía?... baste decir que tardamos en encontrar aparcamiento.



Tras el almuerzo, fuimos a la "ciudad alta" de Bergamo. Yo pensaba encontrarme solo con un mirador, pero Bergamo nos sorprendió, con unas plazas, iglesias y calles increíbles, rebuscadas, medievales... precioso en una sola palabra.

Tras patearnos Bergamo, salimos de nuevo a carretera, dirección a la localidad de Sirmione, para visitar el lago de Garda. Antes de llegar comentaros la desilusión y desesperación de las carreteras italianas. Nos encontramos con direcciones de pueblos mal señalizadas, escondidas y que no se veían, señales que te decían que una localidad está a 20 Kms y en el siguiente cruce está a 30 Kms ¿¿¿???, miles de glorietas, con mas de una salida para la misma localidad, ...., total, que de nuevo, como pasó en Milán, vueltas y vueltas, que nos llevó a la decisión de tomar la autopista A4, vía principal del norte de Italia. Muy buena, muy bien señalizada... pero de peaje. Preferimos pagar a perder el tiempo por tanta glorieta y caminos mal señalizados.

Bueno, a todo esto, llegamos a Sirmione. Pueblo precioso, que tiene una forma similar a Cádiz, con la diferencia que aquí no tienen mar, sino un lago. Pueblo medieval, rico desde dicha época, hoy es zona turística de vips. Vaya casas, vaya coches, y vaya tiendas. En una incluso nos encontramos el cartel que podéis ver en la siguiente foto...



... si,..., entrar es gratis en las tiendas... es de agradecer que te lo indiquen antes de entrar, ¿verdad?. Nosotros nos conformamos con ver lo bonita que es y flipar con sus calas, su playa y sus casas, y de su castillo, por el cual se accede a la zona turística y de tiendas. Nos quedamos con las ganas de un buen chapuzon en el lago.



Son las 21:30, por fin vamos hacia Treviso, donde nos espera el primer descanso, hoy muy merecido, después de tanto desplazamiento y carretera. Ni que decir tiene que, al llegar a Treviso, de nuevo nos perdimos por las malas indicaciones de las carreteras italianas, al salir de la A4. A pesar de llevar una guía con las indicaciones del alojamiento, tuvimos que llamar al hostal para que pasaran a recogernos. Y resulta que estábamos a 200 metros de la casa, en una calle paralela. Por culpa de tanta vuelta, esa noche nos quedamos sin cenar, ya que llegamos al hostal a las 12 de la noche, y todo bar o restaurante estaba cerrado, pero dando una vuelta por el centro de Treviso, disfrutamos del postre, con un estupendo y típico gelatto (helado) tradicional italiano. Buenísimo. Ya, tarde, nos fuimos a descansar, que esto solo ha comenzado y mañana nos espera Venecia.

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