En Verona paramos para almorzar, y visitar lo típico de esta ciudad, a saber, su foro (teatro) romano, muy bien conservado, el cual se utiliza como lugar para actuaciones musicales o de teatro (había carteles anunciando actuaciones de Antonio Gades y Sara Baras para final de agosto, OLE!!), la plaza del Erbe (plaza típica italiana con su mercado donde se puede encontrar de todo, desde fruta y bebidas, hasta recuerdos de la ciudad), plaza situada junto al palacio regional (donde hay un monumento a Dante), y haciendo esquina con la calle donde se encuentra la casa de Julieta (si, la misma de la obra de Shakespeare, Romeo y Julieta).
Cansados, y pasando mucha calor, dejamos Verona, para (antes de llegar a Milán) parar de nuevo en el pueblo de Sirmione (¿Lo recordáis? Sitio turístico con un castillo, rodeado por un lago precioso). Ya pasamos por aquí en el viaje de ida a Croacia, y se nos quedó la espinita de no poder bañarnos en el lago, así que a la vuelta nos hemos quitado esa espinita. Pasamos allí la tarde, refrescandonos, relajándonos, y tras el baño, paseando de nuevo por el pueblo, disfrutando de un buenísimo helado tradicional italiano (que de camino, nos quitó el mal sabor de boca que nos habían dejado el "supuesto" helado tradicional italiano que probamos en Mostar, que no eran helados ni nada que se le parecieran).
Ya anocheciendo, volvemos a la autopista (de pago, claro, esto es Italia) y llegamos a Milán, donde hacemos la última parada turística del viaje, visitando su famosa Catedral (el Duomo), impresionante, la verdad, sus increíbles calles que la rodean, y que convergen a través de la plaza, llena de tiendas de glamour (nos sorprendió entre tanto "pijerío" encontrarnos con un McDonalds), y vimos también el famoso teatro de Milán (la Scala de Milán). La foto corresponde a la catedral.
Tras pasear por los alrededores de la impresionante Catedral, nos vamos, con pena, ya definitivamente para Malpensa, uno de los aeropuertos de Milán, para, ya de madrugada, comenzar nuestra gymkana particular de regreso, comenzando con intentar dormir en el aeropuerto (cosa que conseguimos a medias solo durante una hora), coger el avión hacia Madrid a las 06:30 de la mañana, llegar a Madrid, recorrertela de norte a sur, a través del metro, hasta llegar a la estación de autobuses, donde a las 11 de la mañana nos espera el autobús de regreso a Jerez, el cual, tras más de 6 horas en carretera, y 642 Kms, nos deja en Jerez a las 18:00 horas, en casita, ya para dar por acabo el viaje y descansar de estos 14 días, intensos, pero gratificantes.
Espero os haya gustado. A mi personalmente me ha agradado compartir con vosotros mi experiencia, la cual espero tener la suerte de poder repetir, en algún otro lugar, lo más pronto posible.
Boj Boj (adiós en Croata). El viaje, ha concluido.
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