Nos llama la atención lo bien cuidado que está todo, y el poder económico desarrollado que tiene la ciudad de Ljubljana. Uno piensa en Eslovenia, como un país recién independizado, con bajo poder adquisitivo y un país aún por desarrollar, pero al contrario, la ciudad presenta grandes avenidas, cientos de edificios con empresas, parques, un río muy cuidado que atraviesa la ciudad, puentes, bares, restaurantes, ..., en pocas palabras, una ciudad viva. Se vive de un modo muy similar a España. Además, al dirigirnos a Bled (localidad en la que vamos a pasar el día), todo esto se confirma, con las buenas comunicaciones (carreteras) que presenta el pais.
Bled es una localidad alpina, a unos 60 Kms de Ljubljana, pequeña, pero famosa y preciosa, por un lago que tiene, con una iglesia en medio del lago. Dicho lago es lugar de descanso, donde se pueden realizar muchas actividades deportivas (baños, paseos en canoas, práctica de la bicicleta, senderismo...), todo en un paraje de ensueño, rodeado de montañas, con muchos árboles, vamos, que parece todo sacado de un cuento.
Nosotros aprovechamos el lugar, primero para darnos un buen chapuzon en sus aguas azules y cristalinas, y luego, alquilamos una barca para ir al centro del lago, donde se encuentra la iglesia de María. Que risas en la barca. Que malos somos remando, al menos yo, menos mal que no me dedico a eso. La iglesia es bonita, acompañada de una tienda de recuerdos y un restaurante, pero lo mejor son las vistas.
Tras almorzar, de nuevo decidimos exportar las costumbres españolas, y nos echamos la típica siesta, en uno de los lados del lago, en concreto cerca del camping que tienen allí, relajándonos con el ruido del agua, los pájaros y los patos (que abundan y mucho en este lago).
Tras la siesta, de Bled nos dirigimos a otro paraje natural, muy cercano, en la localidad de Bohinj. En realidad dicho nombre no pertenece a una localidad concreta, sino que es el nombre de una zona, de múltiples pueblecitos muy pequeños. Lo principal de esta zona es que tiene en él, el lago mas grande de Eslovenia. Es impresionante. Una inmensa cantidad de agua, con los Alpes a sus pies. Evidentemente nos dimos un baño y fuimos a dar una vuelta por los bosques de alrededor, en busca de una cascada que por lo visto había por allí, pero nos quedamos con las ganas, al ser la entrada de pago, y al ser ya un poco tarde (sobre las 7 de la tarde) decidimos no entrar, y regresar con tranquilidad a Ljubljana.
Como digo regresamos a Ljubljana, a disfrutar un poco de la noche eslovena. Tras una búsqueda infructuosa de un restaurante donde probar la gastronomía local, nos conformamos con una cena en un chino, donde resultó que el camarero había trabajado en España (el mundo es un pañuelo), y estaba el tío encantado con nosotros.
Tras la cena, fuimos al centro de la ciudad, donde paseamos por los alrededores del río, con calles llenas de pubs y bares, que le dan al lugar un parecido a las zonas de marcha españolas. Había bastante gente en las calles, sentadas en los bares, fuera, en zonas habilitadas para ello, y un gran ambiente. Allí conocimos a nuestro amigo Rocco (un personaje el tío, simpático (un poco borracho eso sí) que se encasquetó en nuestra conversación ya que el tío medio hablaba español (entre otros idiomas)). Tras tomar unas copas, regresamos al hostal, para dormir y descansar. Mañana por fin llegamos a Croacia, ya que hacemos noche en Zagreb, su capital.
1 comentario:
q diver el diario.....y q chulo todo.
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